Ene 11 ,2017 | No hay comentarios

Impresoras 3D: Conoce de cerca la bioimpresión

Bioimpresión, este término se convertirá en uno de los más escuchados en el mundo de la medicina. Y es que esta forma de impresión 3D dará paso a múltiples usos en este sector: implantes de huesos, cartílagos e incluso músculos impresos en 3D. Varias pruebas con estructuras impresas en animales han demostrado su viabilidad estructural y funcional.

Hace unos meses, un grupo de especialistas en medicina regenerativa de Estados Unidos consiguió imprimir tejidos vivos como huesos, músculos y cartílagos para implantarlos en animales. El resultado fue positivo, consiguiendo recrearlo en más de un 90 %, regenerando tejido en las estructuras impresas y creando un sistema vascular propio.

Este tipo de ingeniería se ha convertido en una de las grandes promesas de la medicina regenerativa y lo que se quiere conseguir es llegar mucho más allá; escanear el área dañada y, seguidamente, modelar la estructura y los tejidos que se imprimirán con células en vez de con PLA filamento. ¡Toda una innovación!

Ya queda menos para que la bioimpresión forme parte de nuestras vidas

Hoy en día, podemos encontrar empresas que se dedican a comercializar tejidos celulares hechos con una impresora 3D, pero restaurar una parte del cuerpo dañada por un accidente, por ejemplo, es mucho más complicado, por lo que exige una tecnología que aún no ha llegado pero que en breve lo hará.

Un grupo de investigación en medicina regenerativa del Wake Forest Baptist Medical Center están realizando grandes avances con respecto a la bioimpresión. Han creado una impresora de material vivo llamada ITOP que imprimirá tejidos y órganos vivos en vez de objetos.

Esta impresora 3D realiza un doble proceso en la creación de este tipo de material. Primero utiliza polímeros para recrear una matriz con la estructura básica del tejido que se va a imprimir, y después, sobre esa estructura, inyecta un hidrogel que va enriquecido con las células adecuadas para cada caso; como precursores de las fibras musculares, mioblastos, para imprimir un músculo o condrocitos para imprimir un tejido cartilaginoso. Otro de los materiales utilizados por los investigadores fueron células madre procedentes de líquido amniótico humano como base con la que crearon partes más duras, como una mandíbula.

El principal problema de esta técnica de impresión era conseguir que el biomaterial impreso no solo se mantuviera vivo, sino que sirviera de base para que las células proliferaran a lo largo de la estructura.

Pero parece que lo están resolviendo. Una de las pruebas realizadas a posteriori para comprobar su viabilidad tanto estructural como funcional dio buenos resultados. Las impresiones 3D se implantaron en diferentes tipos de animales como ratones y ratas, pudieron comprobar resultados óptimos con respecto a la supervivencia celular, la cual consiguió superar el 90% y los tejidos impresos fueron capaces de proliferar, generando nuevo tejido.

¿Y cómo consiguieron este resultado? Pues añadiendo microcanales dentro la estructura impresa que, como si fuera un sistema vascular propio, permitieron la circulación del oxígeno y los nutrientes.

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